Paseíto por La Raiosa
Ayer hacia un dia cojonudo en Valencia, como de costumbre. Así que decidí salir a pasear y descubrir el barrio al que se ha mudado mi novia. Ya habia estado, pero esta vez me propuse ir por los sitios mas raros que encontraba.
Si algo tiene este barrio es un monton de aviones. No paran de pasar. Con el pánico que me da volar me sorprendió bastante quedarme embobado cuando pasaban. Realmente pasan muy cerca.
Llegué a casa de mi novia. Allí los vecinos tienen la suficiente confianza como para poner reggeaton para toda la comunidad.
Salimos a andar y pronto noté la presencia de una gente un poco extraña, los raiones. El tiempo que he vivido en el Carmen me ha malacostumbrado. Hacia mucho que no veía a tan poco turista.
Aunque el Carmen sea famoso por su arte callejero, la Raiosa no se queda atrás. Pero no se lo digas a nadie, no queremos que empiecen a hacer tours por allí también.
Sin duda es una pieza única.
Nuestro empeño por ver las calles mas representativas del barrio nos hizo llegar a una calle apasionante. En todo momento teníamos la sensación de que nos ibamos a tener que elegir, navajazo o movil. Para sorpresa de ambos el único reto que presentaba la calle era la cantidad de mierdas de perro que habian en el suelo. Parece que por esa zona saben como decorar la calle.
Después de nuestra epopeya necesitabamos descansar. Nos acercamos a un bar de este maravilloso lugar. Era un bar genial. De los de barra de metal.
Bar Cerveceria 2000, supongo que lo pusieron cuando el 2000 era algo moderno. Es curioso porque ahora lo vuelve a ser. No estamos tan lejos los modernos de los anticuados.
El ambiente era maravilloso. Un grupo de señoras hablaban distendidamente y cada vez venian más. El camarero nos atendió presto. Pedimos dos cañas y nos trajo dos quintos, los raiones son muy suyos. No nos quejamos. Si la vida te da quintos, bebetelo cojones.
Las vistas de la terraza eran cojonudas. Se podia apreciar la arquitectura industrial valenciana del siglo XIX. Vease en la imagen.
Al ir a pagar nos dimos cuenta porque ese magnifico bar se habia quedado estancado con sus parroquianos. No se podia pagar con tarjeta. Por suerte nuestra perseverancia por escapar del sistema nos preparó para ello. Llevabamos efectivo (bueno mi novia llevaba, yo no).
El interior del bar era de un estilo pre ley antitabaco muy acogedor. En la tele se podia ver un concurso de tele. La barra, en efecto, era de metal. Habia trofeos de algun torneo popular y lo mas importante, una foto del dueño.
Despues de salir del bar fuimos a practicar el deporte nacional de la Raiosa, ver obras.
Ya extasiados por esta maravillosa cultura, y desconocida para dos animales de Centro como nosotros, decidimos volver. Tranquilamente andamos pensando en todo lo que habiamos vivido esa tarde, y en ese momento le dí la enhorabuena a mi novia por su elección. Solo espero que nadie lo gentrifique.
Sin duda los raiones me han marcado. Dejo una canción tipica de esa zona valenciana.
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